tendido en la arena de la playa
y acaricias mis pies.
Como por descuido, trepas hasta mi vientre
y lo cubres con la sal de tu lujuria.
y lo cubres con la sal de tu lujuria.
Y tu semen de vida, blancura perfecta de espumas,
lucha por abrirse paso desesperadamente, a través de mi cuerpo claudicado,
hasta el centro exacto de mi alma,
fértil de soledad gozosa,
de libertad sin límites.
Y yo, me dejo llevar por el suave vaivén de espumas y algas,
con los ojos cerrados, bajo el azul del cielo.
Mientras, el rumor de la ola traiciona tu profundo silencio
y me cuenta al oído tu secreto.
Y así, entro a formar parte de tu juego...
.... como quien no quisiera, me dejo convencer con dejadez
y me abandono a tus deseos,
entre la arena y las caracolas.